Theresa May descarta dimitir y elecciones y sólo busca una prórroga corta

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Miércoles 20 con más incertidumbre en Londres un día antes del comienzo del Consejo Europeo en Bruselas. Theresa May ha decidido no solicitar a la Unión Europea una prórroga prolongada del Brexit. En su nueva estrategia ha fijado la fecha de salida del Reino Unido de la Unión Europea en el domingo 30 de junio.

La reflexión de la primera ministra es categórica en un mensaje que quiere transmitir de forma educada- dígaselo con flores- al Consejo Europeo. Ha decidido no dimitir, Descarta de plano la hipótesis de nuevas elecciones. Y, por supuesto, la de un segundo referéndum.



Su nueva estrategia se centra en la petición al Consejo Europeo de una prórroga corta, del viernes 29 de marzo al domingo 30 de junio. De esta forma quiere evitar la participación del Reino Unido en las elecciones europeas del domingo 26 de mayo y en la constitución por lo tanto del nuevo Parlamento Europeo.

La primera ministra tiene una agenda intensa para este miércoles: el envío de su carta al presidente de la Comisión Europea, nuevas consultas políticas y regreso a la Cámara de los Comunes. El jueves 21 viaja a Bruselas. Confía en el respaldo por unanimidad a su plan. 



Si se concede esta extensión de la validez del Artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece un periodo de negociación de dos años desde el momento de la notificación de la salida de un país miembro, el Reino Unido tendrá que legislar el cambio de fecha. Los diputados aprobaron el año pasado la ley que fija el 29 de marzo para la desconexión de la Unión Europea.

La primera ministra está convencida del apoyo final al acuerdo que negoció durante casi dos años con la Unión Europea. Fue rechazado en enero y en marzo. Pero Theresa May cree que ahora tendrá el apoyo de los diputados conservadores euroescépticos y también de sus socios del pro-británico Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte.

Incluso está convencida de que habrá una postura más flexible del presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow. Espera también un cambio de actitud del DUP de aceptar la salvaguarda irlandesa, que está pensada para evitar una frontera dura entre las dos Irlandas.

En lo que no ha pensado la primera minista, que camina junto a enormes riesgos a derecha e izquierda, y sin margen para error, es en el posible desmoronamiento (de forma súbita y total) de sus nuevas expectativas tanto en Bruselas como en Londres. Es el peligro real de la falta de un plan B. Un escenario de Brexit a las bravas junto a una crisis institucional, el cisne negro no imaginado hasta ahora en un escenario de tobogán infernal y sin tregua para los viajeros. 

Jean-Claude Juncker, con su sentido poético y dramático, y amor por el teatro, ha resumido perfectamente la situación. "Estamos en las manos de Dios si no se aprueba un acuerdo la próxima semana", sentenció.