Theresa May, en busca de un plan B que convenza a los Comunes
Diez semanas antes de la supuesta salida del Reino Unido de la Unión Europea nadie sabe cómo acabará produciéndose el temido Brexit. Tanto Londres como Bruselas deberían hacer un último esfuerzo para evitar el Brexit no deal o Brexit "duro" o incluso "caótico" que precipitaría no sólo al Reino Unido sino también a la Unión Europea a una situación de consecuencias no sólo económicas sino también políticas impredecibles.
No parece posible llegar a un acuerdo in extremis antes del 29 de marzo, por ello, lo lógico sería que se ampliara la fecha tope, otrogando a los británicos un periodo de transición incluso sin un tratado de "divorcio" ratificado. Se trata de ganar tiempo por si todavía se logra hallar una solución menos dañina para todos.
Según un último sondeo, realizado por la firma YouGov y publicado este jueves, la permanencia en la Unión Europea ganaría por 12 puntos en caso de que se celebrara un segundo referéndum sobre el Brexit.
En busca de un plan B
Mientras tanto, inasequible al desaliento, Theresa May, tras sobrevivir por sólo 19 votos una moción de censura convocada por los laboristas, continúa este jueves los contactos con otros partidos para tratar de avanzar hacia un acuerdo que pueda obtener el respaldo mayoritario de la Cámara de los Comunes.
"Debemos trabajar todo juntos, de manera constructiva, para determinar qué quiere el Parlamento. Por eso invito a todos los partidos a que busquemos un camino para poder avanzar", pidió May el miércoles antes de retirarse al número 10 de Downing Street.
Theresa May, la primera ministra con debilidad por los zapatos extravagantes y las espectaculares gargantillas, no está dispuesta a tirar la toalla. "Es el momento de dejar a un lado los intereses personales", urgió la jefa de Gobierno, que calificó como "constructivos" los primeros contactos que ha mantenido con otras formaciones.
May tiene de plazo hasta el lunes para presentar una nueva propuesta del Brexit alternativa en los Comunes después de que los diputados rechazaran el pasado martes por una amplia diferencia de 230 votos, el pacto al que la primera ministra había llegado con Bruselas. El principal obstáculo sigue siendo cómo resolver el tema de la frontera entre la República de Irlanda, miembro de la Unión Europea, e Irlanda del Norte, parte de Reino Unido.
No parece posible llegar a un acuerdo in extremis antes del 29 de marzo, por ello, lo lógico sería que se ampliara la fecha tope, otrogando a los británicos un periodo de transición incluso sin un tratado de "divorcio" ratificado. Se trata de ganar tiempo por si todavía se logra hallar una solución menos dañina para todos.
Según un último sondeo, realizado por la firma YouGov y publicado este jueves, la permanencia en la Unión Europea ganaría por 12 puntos en caso de que se celebrara un segundo referéndum sobre el Brexit.
En busca de un plan B
Mientras tanto, inasequible al desaliento, Theresa May, tras sobrevivir por sólo 19 votos una moción de censura convocada por los laboristas, continúa este jueves los contactos con otros partidos para tratar de avanzar hacia un acuerdo que pueda obtener el respaldo mayoritario de la Cámara de los Comunes.
"Debemos trabajar todo juntos, de manera constructiva, para determinar qué quiere el Parlamento. Por eso invito a todos los partidos a que busquemos un camino para poder avanzar", pidió May el miércoles antes de retirarse al número 10 de Downing Street.
Theresa May, la primera ministra con debilidad por los zapatos extravagantes y las espectaculares gargantillas, no está dispuesta a tirar la toalla. "Es el momento de dejar a un lado los intereses personales", urgió la jefa de Gobierno, que calificó como "constructivos" los primeros contactos que ha mantenido con otras formaciones.
May tiene de plazo hasta el lunes para presentar una nueva propuesta del Brexit alternativa en los Comunes después de que los diputados rechazaran el pasado martes por una amplia diferencia de 230 votos, el pacto al que la primera ministra había llegado con Bruselas. El principal obstáculo sigue siendo cómo resolver el tema de la frontera entre la República de Irlanda, miembro de la Unión Europea, e Irlanda del Norte, parte de Reino Unido.
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