Rosario Murillo tacha a los jóvenes en Nicaragua de tóxicos y vampiros

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Atención en Ciudad de México, las capitales de Centroamérica, y toda la región de la cuenca del Caribe, al rápido deterioro de la situación en Nicaragua con protestas masivas en todas las ciudades del país desde el jueves 19.

En Managua se apuntó a Rosario Murillo como responsable de emplear la máxima dureza contra jóvenes y estudiantes universitarios. La protesta está creciendo y avanzando hacia un escenario de colapso político y económico. Rosario Murillo envió tropas del Ejército a la ciudad de Estelí, a 185 kilómetros de Managua, uno de los focos donde surgió con más fuerza la protesta. Se halla bajo control militar y policial. La Policía y el Ejército, desplegados en diversas unidades en las principales ciudades.

En este escenario, la Conferencia Episcopal de Nicaragua se pronunció, en un enérgico comunicado, condenando la represión contra los manifestantes y exigiendo al Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo derogar las reformas al Seguro Social, que iniciaron las protestas.

"Exhortamos a las autoridades del país a escuchar el grito de los jóvenes nicaragüenses y la voz de otros sectores que se han pronunciado al respecto de las reformas y derogarlas. Una decisión unilateral siempre trae consigo la inestabilidad social. Rectificar las decisiones tomadas es signo de humanidad, escuchar es camino de sensatez, buscar a toda costa la paz es sabiduría", insistió la Conferencia Episcpal de Nicaragua. El papa Francisco sigue una situación que está repicando en Nicaragua la dura represión en Venezuela.

Rosario Murillo, vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega,  en estrecho contacto con el jefe del Ejército, Julio César Avilés, y la jefa de la Policía Nacional, Aminta Granera. Las ciudades de León, Masaya, Granada y Managua bajo los mayores disturbios vividos en país bajo el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.



Hasta ahora la vicepresidenta se ufanaba de haber silenciado las tensiones en las universidades públicas. Esto cambió. De ahí el ataque que lanzó contra las protestas. Calificó a los estudiantes de representar "grupos minúsculos y tóxicos" llegando a calificarles como "vampiros que reclaman sangre".
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