Se quebró la voz de Theresa May al dimitir derrotada en la batalla del Brexit

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No hubo noticia sorpresa. Era inevitable el fin de la carrera política de la primera ministra. En la City se descontaba su dimisión. En la Comisión Europea, bajo el fragor ya de las elecciones al Parlamento Europeo, se sabía que no tenía margen de maniobra.



Mala noticia de todas formas tanto en el plano político como económico. Detrás de Theresa May vienen muchas ambiciones personalas de líderes que no mejorarán a la primera ministra, caída en combate político. Aumenta el riesgo de un Brexit duro y salvaje, divorcio a las bravas. Y en caso de triunfo del Laborismo, Jeremy Corbyn ya ha anunciado que apretará las tuercas, medidas intervencionistas que afectarán sobre todo a las multinacionales españolas.



Theresa May dimitió por tanto como líder del Partido Conservador y abrió la carrera por la sucesión en el 10 de Downing Street. Dejará el puesto el próximo 7 de junio pero se mantendrá como primera ministra interina

Tres años después del referéndum del Brexit -que forzó la renuncia de su predecesor, David Cameron- Theresa May dimitió reconociendo que ha sido incapaz de manejar la salida del Reino Unido de la Unión Europea. La primera ministra hará efectiva su dimisión el 7 de junio, para poder recibir con normalidad institucional al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien tiene previsto realizar una visita entre el 3 y el 5 de junio.

"Ha llegado la hora de que sea otro primer ministro el que lidere al país", anunció Theresa May. "Ocupar este puesto ha sido el mayor honor de mi vida. He sido la segunda mujer en ocupar el cargo, pero no seré la última", subrayó muy emocionada.

Theresa May se mantendrá como primera ministra interina mientras el Partido Conservador pone en marcha el proceso de sus sucesión que se podría prolongar durante dos meses.

Theresa May se reunió en el 10 de Downing Street con el presidente del Partido Conservador, Brandon Lewis, y el líder del Comité 1922, Graham Brady, para reconocer que ya no tenía capacidad ni margen para actuar. Simplemente dimitió por agotamiento, sin fuerzas, y muy dolida.

El ex alcalde de Londres, Boris Johnson, excéntrico, vanidoso, y sin rigor, en el primer plano en todas las quinielas. Las miradas se dirigen a él ante el poder y la amenaza del Partido del Brexit y el retorno del belicoso ultranacionalista Nigel Farage.
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