Pablo, el heredero de Aznar, vapuleó a Soraya, la heredera de Rajoy

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¿Renovación? ¿Nueva etapa en el Partido Popular? Un sábado de incógnitas ante la amplia derrota de Soraya Sáenz de Santamaría, destruída políticamente por el llamado G8, los exministros de Mariano Rajoy que nunca la aceptaron. Éxito de María Dolores de Cospedal. No pudo convertirse en la presidenta del Partido Popular pero evitó que lo lograra su gran rival.



Para Pablo Casado, un doble escenario. En sus manos tiene no perder la centralidad del Partido Popular como organización de centro derecha. Pero se halla a la vez ante el riesgo de ahondar las heridas y no ayudar a coserlas y cicatrizarlas. Girar a la derecha de la derecha en una singladura incierta en la que puede tener fuga de simpatizantes y votantes.

Una gran incógnita inicial sobre la personalidad que ocupará el cargo de la Secretaría General del partido. Dudas también sobre el rol que Pablo Casado quiera dar a Soraya Sáenz de Santamaría: uno relevante o ninguno. La exvicepresidenta fue derrotada al final porque se impusieron las leyendas urbanas de convertirla en responsable de todo lo negativo, del continuismo, de la falta de ideología, y de errores en su gestión de la crisis de Cataluña.

Para Soraya Sáenz de Santamaría es el momento de las reflexiones en este fin de semana de los pasos que dará en su vida política y personal. En su entorno no se excluyó ningún escenario. Para Mariano Rajoy, un desenlace agrio de este congreso exprés. No lo disimuló en su felicitación a Pablo Casado. No era su candidato aunque nunca lo dijo. Y fue neutral. Pero le quedó la sensación de una nueva moción de censura, esta vez de su propio partido.
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