Michele Barnier, Theresa May y la cuenta atrás de la solución al Brexit

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Continúan las negociaciones por el Brexit mientras que la primera ministra británica, Theresa May, espera recibir vía libre en Londres al plan que garantice que no habrá una frontera física entre Irlanda e Irlanda del Norte.

Hasta el momento ese acuerdo "no se ha alcanzado", según explicó este lunes el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, a los ministros de asuntos europeos que miran con enorme prudencia a la reunión clave que mantendrá este martes el Gobierno británico.

Estamos muy cerca. Tenemos soluciones para casi todos los problemas. Sobre Irlanda hemos hecho propuestas" pero "para organizar una cumbre necesitamos que haya progresos", señaló el ministro de exteriores belga, Didier Reynders.

"Como político implicado en negociaciones europeas sigo siendo optimista (con que haya un acuerdo esta semana)" pero "el margen de maniobra es muy limitado y nuestros amigos británicos saben donde están las discusiones", aseguró el secretario de estado alemán, Michael Roth.

"La pelota está en el campo británico. Es una cuestión de decisión política británica y eso solo May puede decirlo", volvió a recordar a ministra francesa de asuntos europeos, Nathalie Loisseau. 

Londres y Bruselas llevan negociando sin descanso, llegando incluso a estar reunidos hasta las tres de la madrugada este domingo, desde hace meses, entre rumores de un "inminente" acuerdo que no termina de llegar. "Claramente esta semana es una semana muy importante para las negociaciones del Brexit. Hay que darles tiempo y espacio para terminar el trabajo. Pero lo antes posible, mejor para todos", indicó el ministro irlandés de exteriores, Simon Coveney.

La propuesta de Europa para evitar "el regreso de una frontera dura" es mantener a Irlanda del Norte alineada con las normas reglamentarias europeas mientras la UE y Reino Unido negocian la relación futura o encuentren otra solución. Esto quiere decir que la frontera entre ambos bloques quedaría instalada en el mar de Irlanda, algo inaceptable para el Partido Unionista Democrático (DUP), que apoya a los tories en Westminster.