Los látigos de Theresa May para ganar la votación del 11 de diciembre

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Para que el acuerdo salga adelante Theresa May necesita recibir el apoyo de al menos 320 parlamentarios, algo que no está garantizado después de que más de 80 diputados conservadores hayan adelantado que no votarán a favor, así como los diez del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), socio del Gobierno británico.



El Partido Laborista, a través de su líder Jeremy Corbyn, se prepara para rechazar el pacto. "Este es el resultado de un miserable fracaso en las negociaciones que nos deja con lo peor de ambos mundos", señaló en un comunicado. Los unionistas norirlandeses del DUP calificaron el acuerdo de Bruselas como una puñalada en la espalda.

Theresa May busca lo primer convencer a los ciudadanos para que ejerzan la máxima presión sobre los diputados. Utilizará también los látigos, los whips, los diputados con influencia. Su argumento es el mismo de la Comisión Europea. El debate del Brexit, con lo bueno logrado y lo malo acumulado, llegó al punto final. 

La esposa del político Nick Clegg, que llegó a convertirse en vice primer ministro de Reino Unido, señaló al canal Antena 3 todas sus dudas. Aseguró que, tras el acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y Reino Unido, todas las opciones están abiertas en el futuro de este pacto.

Miriam González, experta en derecho comunitario, señaló además que el acuerdo alcanzado entre Madrid, Londres y Bruselas sobre Gibraltar es "un error claro del gobierno y la diplomacia española".

Precisó que no era lo que el Gobierno español buscaba. "No se ha conseguido la firma de May y no tiene importancia jurídicamente. Sin embargo, sirve para darse cuenta de que ha sido un error y hay que gestionar las cosas de otra manera", apuntó.

Respecto a los pasos que deberá seguir May ahora, González cree que todas las opciones están abiertas, "desde una crisis institucional hasta el visto bueno del Parlamento británico". Aunque reconoce que desde el día de referéndum todo cambió para los europeos en Reino Unido, afirma que la "mayoría de la población británica no comparte el sentimiento xenófobo que parece extenderse".
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