Lagarde advierte de una contracción sin precedentes en la Zona euro
Una actuación esta vez con peso y autoridad. La presidenta Christine Lagarde ofreció respuestas contundentes sobre la posición del Banco Central Europeo (BCE) en la crisis del coronavirus, la enfermedad de la COVID-19. El Banco Central Europeo quiere proteger al euro y dar respuestas a los países de la Zona euro en la Unión Europea.
Amplió el programa anticoronavirus (Programa de Compras de Emergencia Pandémica, PEPP) en 600.000 millones prolongando su duración hasta junio de 2021. Anunció a la vez que reinvertirá la deuda que venza bajo el PEPP hasta finales de 2022. Pero a la vez la presidenta del Banco Central Europeo ha sido muy severa al subrayar y advertir de una "contracción sin precedentes" en la Zona euro, cuyo PIB caerá un 8,7% en 2020.
Y en estos mensajes ha quedado evidente que hay una atención muy especial no sobre el sur de la Zona euro. Lo que preocupa es España bajo una gestión radical como mostró el pacto del gobierno de PSOE y Podemos con Bildu para la derogación de la reforma laboral. Estas cuestiones inquietan en los pilares políticos y económicos: Comisión Europea, Eurogrupo y el propio Banco Central Europeo.
El Consejo del BCE, en su reunión telemática, decidió de forma unánime aumentar en 600.000 millones de euros adicionales el plan de estímulos para combatir la crisis del coronavirus.
Se destinará un total de 1,35 billones de euros a las compras de deuda de emergencia para luchar contra esta crisis. Lagarde subrayó que se actuará de forma flexible con un horizonte al menos hasta junio de 2021 o hasta que termine la crisis del coronavirus. La presidenta indicó además que el PEPP es el mejor instrumento en este momento y se trata además de un programa muy exitoso.
Importante también la acotación de la presidenta sobre la sentencia del Tribunal Constitucional alemán que falló en contra de los programas de compra de deuda soberana del Banco Central Europeo liderados por Mario Draghi entre 2015 y 2018. Lagarde indicó lo conveniente de leer con detalle las actas para comprobar que "sus estímulos son proporcionales". Ha insistido además en la importancia de que nunca se ponga en duda la independencia del Banco Central Europeo.
En cuanto a los tipos de interés, ha decidido mantener el de las operaciones principales de financiación en el 0%, el de la facilidad marginal de crédito en el 0,25%, y el de la facilidad de depósito en el -0,50%.
Amplió el programa anticoronavirus (Programa de Compras de Emergencia Pandémica, PEPP) en 600.000 millones prolongando su duración hasta junio de 2021. Anunció a la vez que reinvertirá la deuda que venza bajo el PEPP hasta finales de 2022. Pero a la vez la presidenta del Banco Central Europeo ha sido muy severa al subrayar y advertir de una "contracción sin precedentes" en la Zona euro, cuyo PIB caerá un 8,7% en 2020.
Y en estos mensajes ha quedado evidente que hay una atención muy especial no sobre el sur de la Zona euro. Lo que preocupa es España bajo una gestión radical como mostró el pacto del gobierno de PSOE y Podemos con Bildu para la derogación de la reforma laboral. Estas cuestiones inquietan en los pilares políticos y económicos: Comisión Europea, Eurogrupo y el propio Banco Central Europeo.
El Consejo del BCE, en su reunión telemática, decidió de forma unánime aumentar en 600.000 millones de euros adicionales el plan de estímulos para combatir la crisis del coronavirus.
Se destinará un total de 1,35 billones de euros a las compras de deuda de emergencia para luchar contra esta crisis. Lagarde subrayó que se actuará de forma flexible con un horizonte al menos hasta junio de 2021 o hasta que termine la crisis del coronavirus. La presidenta indicó además que el PEPP es el mejor instrumento en este momento y se trata además de un programa muy exitoso.
Importante también la acotación de la presidenta sobre la sentencia del Tribunal Constitucional alemán que falló en contra de los programas de compra de deuda soberana del Banco Central Europeo liderados por Mario Draghi entre 2015 y 2018. Lagarde indicó lo conveniente de leer con detalle las actas para comprobar que "sus estímulos son proporcionales". Ha insistido además en la importancia de que nunca se ponga en duda la independencia del Banco Central Europeo.
En cuanto a los tipos de interés, ha decidido mantener el de las operaciones principales de financiación en el 0%, el de la facilidad marginal de crédito en el 0,25%, y el de la facilidad de depósito en el -0,50%.
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