José Luis Ábalos no quiso intervenir y atajar la huelga de los taxis

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Ante la primera gran crisis (explosiva, dramática y dañina), José Luis Ábalos, el ministro que aterrizó en la cartera de Fomento para tener visualización en las inauguraciones de obras públicas, desapareció. Se borró.



No quiso dar la cara de forma inmediata. No se dirigió a los ciudadanos. Tampoco formó una célula de crisis. No instó a los líderes del gremio del taxi (que no sindicato) a tener un cara a cara. Además, tanto el ministro como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tienen miedo de que Podemos les doble el brazo. Que se convierta en el líder político de esta protesta.

La huelga de los taxistas prendió en Barcelona, siguió en Madrid y se extendió de inmediato a Málaga, Granada o Valencia. Y luego a otras ciudades. Su principal reivindicación se centra en que se establezca una licencia VTC por cada 30 licencias de taxi.

Pese a las implicaciones del gravísimo conflicto entre taxistas y empresas de alquiler de vehículos con conductor como Uber o Cabify, el ministro José Luis Ábalos no ha dado explicaciones ni se ha pronunciado sobre este conflicto. Y menos aún se ha sometido al control de los medios de comunicación

Sorprendió que ni siquiera asistió a una reunión clave. El encuentro que el lunes protagonizaron los taxistas tuvo como interlocutor por parte de Fomento al secretario de Estado de Infraestructuras, Pedro Saura. Mantuvo una reunión sin resultados durante cinco horas con los representantes de las principales asociaciones de taxis.

Aunque el Gobierno se comprometió a dictar un real decreto que haga posible la ratio de una VTC por cada 30 taxis, así como el traspaso de las competencias en esta materia a las comunidades autónomas, habrá que esperar hasta el Consejo de Ministros del 14 de septiembre.

De nuevo el llamado "Gobierno bonito" de Pedro Sánchez sin respuestas ni acciones inmediatas, y con continuo apagón informativo.
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