Error de Pablo Casado al negar su apoyo a la alianza transversal de Manuel Valls

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Sin esperar al martes 25 y al anuncio de Manuel Valls en Barcelona (el acto en el CCCB), el presidente del Partido Popular (PP), Pablo Casado, desveló a la cadena Onda Cero que no dará su apoyo a un movimiento de mujeres y hombres libres. El partido conservador, con tres concejales en el Ayuntamiento de Barcelona, y unas encuestas que apuntan a que quedará fuera, se mantiene en su desacierto tenaz de convertirse en una fuerza política irrelevante en una votación que es crucial en el conflicto político de Cataluña.



En su lucha para derrocar a Soraya Sáenz de Santamaría, la audacia de Pablo Casado fue manifiesta. En uno de sus excesos televisivos (declaraciones al canal 13tv) auguró que el Partido Popular daría un vuelco en Cataluña con el triunfo en los ayuntamientos de Badalona y Barcelona en los comicios municipales de 2019. Evidentemente, ni siquiera en las teorías de marketing político del cisne negro -el escenario imposible- se cumplirán unas predicciones desmedidas.

Pablo Casado aseveró ahora que el Partido Popular "no se puede permitir el lujo de no presentarse a la alcaldía de Barcelona". Insistió en que presentará una candidatura "potente".

Frente a estas tesis, que son respetables sin duda en la lógica de quien imprimió un giro a la derecha en el partido conservador, Ciudadanos ha avanzado que no habrá papeletas de su partido en los comicios municipales.

Ciudadanos -primer partido de Cataluña, en votos y en escaños, liderado por Inés Arrimadas (y al alza en todos los sondeos en Andalucía)-  ha dado una primera muestra de audacia, generosidad, talante y talento.

Animó a Manuel Valls a una aventura trasnacional, de Francia a España, inédita. Y después se ha retirado a un segundo plano dejando al lobby Sociedad Civil Catalana (SCC) (con distintas sensibilidades políticas de derecha, centro e izquierda) en primer plano.

La elección municipal en Barcelona, la ciudad más importante de España junto a Madrid (dos poderosas áreas metropolitanas definididas por el que se llamó el puente áereo antes de la irrupción del AVE), no es un conflicto entre los espacios políticos denominados de unionistas e independistas. Pero sí, obviamente, será una elección muy trascendente para Cataluña.

Es el cabo de las tormentas. El especial Cabo de Hornos de la democracia española. Un triunfo de un movimiento transversal contribuiría a abrir zonas de entendimiento en un escenario de fractura.

Un triunfo populista, radical y anticapitalista en Barcelona podría anticipar por el contrario un escenario aún más peligroso para la ciudad y las instituciones rescatadas en su día por la inteligente relación entre Josep Tarradellas y Adolfo Suárez y el apoyo de la Corona.

Horas antes del anuncio en la CCCB, el exprimer ministro francés conoce los riesgos políticos y personales. Una lástima que quienes están obligados a un análisis de luces largas sean los primeros en dar la espalda. Una reacción que ilustra la diferencia de los espacios políticos entre la extrema derecha (VOX), el partido conservador de derecha dura (la actual convergencia de Pablo Casado y José María Aznar) y el centro político liberal, laico y democratico (Ciudadanos).
 
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