La India supera a China como motor de la demanda energética. (Foto: Envato)

El nuevo pico del consumo de petróleo, gas y carbón

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El apogeo en la utilización de cada uno de los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, se prevé que se alcance en la presente década, algo que no estaba inicialmente contemplado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

La AIE advierte que este ritmo no es suficiente, ya que nos encaminamos hacia un aumento de la temperatura global de 2,4 grados Celsius. Hasta ahora, se había reconocido que el pico de consumo de petróleo y carbón estaba cercano, pero no se tenía tan claro el del gas.

En su informe global de perspectivas, publicado recientemente, la AIE señala que el calentamiento acumulado hasta el momento ya asciende a alrededor de 1,2 grados Celsius y se duplicará para finales de este siglo si continuamos en la misma línea.

A pesar de que, según el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, la transición hacia fuentes de energía más limpias está en marcha, la cuestión principal es cuánto tiempo llevará completarse.

La agencia considera que todavía es "posible, pero muy difícil" cumplir con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius, como se acordó en el Acuerdo de París en 2015. Esto requeriría un cambio mucho más significativo en el uso de combustibles fósiles de lo previsto.

A pesar de alcanzar el pico de consumo de cada uno de estos combustibles durante la presente década, como se supone que está ocurriendo con el carbón, y lo que sucederá a finales de la década con el petróleo y el gas, con un pico proyectado para las emisiones hacia 2025, estos seguirán representando aproximadamente el 73% de la demanda global de energía en 2030.

En el caso del petróleo, la demanda relacionada con el sector del transporte ha experimentado un cambio drástico. En 2020, solo uno de cada 25 coches nuevos vendidos en el mundo era eléctrico. Sin embargo, este año la proporción se acerca a uno de cada cinco, y la tendencia se está acelerando más de lo esperado por los expertos.

Por ejemplo, las sustanciales subvenciones implementadas por la Administración de Joe Biden en Estados Unidos a través del Inflation Reduction Act (IRA) llevarán a que en 2030, la mitad de los coches nuevos en ese país sean eléctricos. A nivel global, se espera que el porcentaje alcance el 40%, con 40 millones de unidades al año, incluso considerando las políticas actuales, sin contemplar nuevos impulsos.

Las energías renovables desempeñarán un papel crucial en el panorama hasta el final de la década, representando un 80% de las nuevas capacidades de generación de electricidad. De este total, más de la mitad provendrá de instalaciones solares fotovoltaicas.

A pesar de este aumento impresionante, los expertos de la AIE subrayan que el potencial de expansión de esta tecnología es mucho mayor. Se podría instalar una capacidad de 1,200 gigavatios de paneles solares en todo el mundo anualmente para 2030. Sin embargo, con las políticas actuales, solo se instalarán 500 gigavatios al año.

Esto significa que, si se tomaran medidas para fortalecer las redes eléctricas y el almacenamiento de electricidad, sería posible integrar una cantidad considerablemente mayor de generación renovable, lo que reduciría anticipadamente la dependencia de los combustibles fósiles, en especial el carbón, sobre todo en China.

China, que absorbió casi dos tercios de la demanda adicional de petróleo en la última década y un tercio de la demanda adicional de gas, y que fue el principal protagonista en el uso del carbón, se ha convertido en una potencia en el ámbito de las energías limpias. Aunque su crecimiento económico se desacelera (se pronostica un 4% anual hasta 2030), China se está consolidando en este campo.

Con todos estos factores en juego, la demanda de combustibles fósiles, y las emisiones asociadas, empezará a disminuir en la segunda mitad de la década, y la India asumirá el liderazgo en el crecimiento del consumo de energía, seguida por el sudeste de Asia y África.

En consecuencia, encontrar financiamiento para desarrollar tecnologías de bajas emisiones en estas regiones será crucial para determinar la rapidez con la que disminuirá la dependencia de los combustibles fósiles.
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