Destruir el legado de Barack Obama, la misión esencial de Donald Trump

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Fin del Pacto contra el Cambio Climático, primer acto conseguido. Destruir el Acuerdo Transpacífico, el segundo objetivo logrado. Punto final al proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, tercera meta culminada. Veto a musulmanes y dreamers, cuarta misión realizada. Y como punto final, la destrucción del clima de entendimiento y acuerdo con Irán, el paso más grave dado por el presidente de los Estados Unidos de forma irresponsable y altamente peligrosa.

"Después de esto, ¿quién puede confiar en los acuerdos internacionales que Estados Unidos negocia?". La pregunta, que es pertinente, la lanzó Ben Rhodes quien vivió el momento histórico, desde el Air Force One, en el que Barack Obama descubría La Habana. Ben Rhodes fue uno de los arquitectos del acuerdo de Estados Unidos con Irán, el pacto que Barack Obama consideró como el pilar maestro de su presidencia. La clave de su legado. Se trató del acuerdo que más tiempo ocupó en su reflexiones e inquietiudes. Al anunciar su ruptura, Donald Trump lo hizo desde la Casa Blanca con una amplia sonrisa de venganza consumada.



Ni Emmanuel Macron ni Angela Merkel lograron convencerle. Donald Trump despreció sus argumentos. No solo ha rechazado las objeciones de Francia y Alemania. Tambien dejó al lado la posición de Reino Unido. Simplemente consideró irrelavante la posición de Europa.

"At the heart of the Iran deal was a giant fiction: that a murderous regime desired only a peaceful nuclear energy program. Today, we have definitive proof that this Iranian promise was a lie", el mensaje de la Casa Blanca en las redes sociales.

 "El acuerdo descansaba en una gigantesca ficción: que un régimen asesino deseaba solo un programa nuclear pacífico. Si no hacíamos nada, el mayor patrocinador mundial del terrorismo iba a obtener en poco tiempo la más peligrosa de las armas", fue el argumentario de Donald Trump.

Con las tintas gruesas de su mandato, el presidente ha obviado cuestiones fundamentales. Muestra además el radicalismo que anida en la Casa Blanca. El complejo pacto firmado con Irán en Viena el 7 de julio de 2015 contó con el apoyo de China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania

El espacio que se abre ahora es el de un profundo enigma. No hay ningún ganador. Mucho menos el Israel de Benjamín Netanyahu. Cerrar progresivamente los espacios al diálogo y el clima de entendimiento en Oriente Medio (con enemigos políticos y religiosos) conduce solo a la guerra (a corto o medio plazo. Son tres rivales ahora sin diques de contención: Israel, Arabia Saudí e Irán.

Mike Pompeo está al frente de las operaciones de esta Casa Blanca radical. Una decisión equivocada y grave del presidente de los Estados Unidos. No compartida ni por el Partido Demócrata ni por el ala moderada y pactista (a favor de pactos bipartidistas) del Partido Republicano. Estre sus muchos efectos negativos, y corrosivos, uno de los peores apunta al daño a la credibilidad de Estados Unidos.

Donald Trump acaba de convertir a todo Oriente Medio en una zona altamente peligrosa y explosiva. De ahí las consecuencias políticas, económicas, y geopolíticas, de un puro acto de odio y resentimiento hacia quien le precedió en una Casa Blanca en derrumbe progresivo de reputación, prestigio y autoridad moral.
 
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