Pérdida de empleo y cierres de negocio durante la pandemia. (Foto: freepik.es)

Destrucción de empleo en negro durante la pandemia

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Suena a paradoja, pero si algún impacto ha tenido la situación de pandemia que venimos viviendo en los últimos años ha sido sobre el empleo. Desde que se declaró la crisis sanitaria y se empezaron a cerrar actividades, una de las medidas adoptadas por los gobiernos fueron los ERTES.

Como salida rápida ante la inminente crisis y destrucción del empleo era una opción, pero a largo plazo se ha producido no solo la destrucción de empleo, sino que la destrucción de empleo en negro durante la pandemia es una realidad.

Las cifras de paro registrado en el INEM se han ido equilibrando, de forma que se demuestra que mucha de la economía sumergida que existía pre-pandemia ha acabado desapareciendo, ya que no ha podido resistir el envite.

Efectos de la destrucción de empleo en negro

La destrucción de empleo en negro durante la pandemia ha resultado ser un daño colateral de la crisis. No solo ha asestado un duro golpe a las empresas y sus trabajadores, sino que aquellos que sobrevivían fuera del sistema, se han visto abocados a dejar de hacer su actividad.

La situación de pérdida de empleo ha tenido un impacto más importante en aquellos colectivos más vulnerables, principalmente los jóvenes. Muchos trabajadores que se han visto abocados a un ERTE y que han estado meses esperando el momento de incorporarse de nuevo a sus puestos han visto como sus ingresos mermaban.

Si a esto sumamos la destrucción de empleo en negro durante la pandemia la situación ha llegado a ser bastante desoladora para muchas familias que dependían de trabajos en la economía sumergida para salir a flote.

Aunque ahora se habla ya de una recuperación de la actividad económica en general motivada por la apertura de fronteras y la relajación de medidas, no hay que olvidar que aún siguen existiendo situaciones complejas y ERTES sin terminal de resolverse. Incluso en muchos casos, las empresas que no ha podido sobrevivir se han visto obligadas a convertir los ERTES en situaciones de despido.

Sin duda, la reducción de esta economía sumergida volverá a convertirse en un volumen importante de empleo y negocio si no se adoptan medidas que puedan ayudar a que estas personas puedan pasar a engrosar las listas de ocupados y sumarse a las estadísticas oficiales.

Mientras no haya una flexibilización de las medidas en el mercado laboral será difícil volver a equilibrar la balanza de economía sumergida con cifras oficiales de paro y que los datos cuadren.

Hay que confiar en que la temerosa, pero progresiva mejoría económica y de las cifras de empleo puedan ayudar a consolidar una senda de crecimiento que ayude a salir del paro a todas las personas afectadas por la crisis vivida. El recorrido será lento, pero progresivo. Los indicadores más recientes demuestran que esta recuperación es posible y que España está en el bueno camino.
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