Cuca Gamarra tiene todas las cualidades para asumir por parte del PP un rol crucial en la negociación política y económica con el PSOE. (Foto: Atresmedia)

Cuca Gamarra desea un punto de inflexión entre Pedro Sánchez y Pablo Casado

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Atención a la expectación en el Partido de los Empresarios sobre las consultas políticas anunciadas por Pedro Sánchez y que comenzarán con un encuentro con el presidente del Partido Popular, Pablo Casado. Y llamativo el énfasis de Cuca Gamarra, subrayando en varias entrevistas en programas de televisión, de que pueda abrirse un punto de inflexión entre PP y PSOE dejando al costado a Podemos como ha hecho Ciudadanos.

Sería interesante que La Moncloa no olvide que el centro de gravedad del Partido Popular se ha trasladado de Madrid a Santiago de Compostela, que Cayetana Álvarez de Toledo ha sido destituida (aunque se ha negado a entregar su escaño e inclusio abandonar el partido) y que los dos líderes nuevos y esenciales como Cuca Gamarra y José Luis Martínez-Almeida son partidarios, como está desarrollado Inés Arrimadas, de que existan negociaciones directas entre PSOE y PP sin la presencia de Podemos.

Si Sánchez ha aceptado este formato con Ciudadanos e Inés Arrimadas, porqué no propone a Pablo Casado que Cuca Gamarra sea la interlocutora de una negociación que necesita tejer en las actuales circunstancias un acuerdo de gran complejidad sobre los próximos PGE (un pacto político y económico). Ello implicaría un estudio sosegado de papeles y cesión por ambas partes de posiciones para construir un acuerdo poderoso al que se pueda sumar la mayoría más amplia posible.

La Comisión Europea está especialmente pendiente de la negociación y pacto de los primeros Presupuestos de Pedro Sánchez desde su llegada a La Moncloa (una situación inédita y absolutamente irregular). Estos presupuestos ya no pueden pivotar sobre un acuerdo único de PSOE y Podemos. Necesitarán el examen pormenorizado de la Comisión Europea y serán determinantes para la política de ayudas a España, el país que definitivamente se ha convertido de locomotora en el enfermo político y económico de Europa.
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