Carlos Vecchio, el embajador de Juan Guaidó, junto a Marco Rubio
Tras cerrarse el Shutdown, primera intervención del presidente de los Estados Unidos, el discurso del Estado de la Unión (SOTU, State of the Union), en una Cámara de Representantes controlada por la oposición del Partido Demócrata.
Trump sigue siendo fiel al trumpismo. Pero después de dos años de episodios de extrema tensión en torno a una Casa Blanca enrarecida, llamó a la unidad y la cooperación, y apeló a la cooperación bipartidista entre Partido Republicano y Partido Demócrata.
No ceja en su empeño de un muro en la frontera con México. Vincula inmigración irregular a asesinatos. Y exige el fin de la investigación de la trama rusa que afecta a su círculo de poder más inmediato. Prácticamente una hora y media de discurso dejando al final la escena de un Washington hoy fracturado con dudas que se mantienen sobre lo que ha supuesto, y supone, la irrupción del trumpismo.
Solo en el momento en que apeló a la sensatez y la esperanza arrancó los aplausos de Nancy Pelosi, seguida por demócratas y republicanos. "Debemos rechazar la política de la venganza, la resistencia y la retribución y abrazar el potencial ilimitado de la cooperación, el compromiso, el bien común", proclamó el presidente.
Lo más representativo de la sesión se centró en comprobar el viento del cambio en la Cámara. Las mujeres demócratas, en números récord en la historia del Capitolio, vistieron de blanco en homenaje a las sufragistas estadounidenses.
Entre los invitados, detalles muy significativos:
- Melania Trump invitó a un niño que ha sufrido acoso escolar (bullying) por apellidarse Trump.
- Alexandria Ocasio-Cortez con la activista Ana María Archila. Protagonizó el choque con el senador Jeff Flake en un ascensor en los días de forcejeo por el nombramiento del conservador Brett Kavanaugh como nuevo juez del Tribunal Supremo.
- Marco Rubio, el senador de Florida, incorporó a Carlos Vecchio, designado representante en Washington por el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó.
- La precandidata presidencial Kirsten Gillibrand junto a Blake Dremann, soldado transgénero condecorado.
Todo sigue igual y todo cambió.
El Partido Republicano mantiene el control del Senado. El Partido Demócrata, desde las elecciones legislativas de noviembre, logró la mayoría en la Cámara Baja. La imagen, mazo en mano, de Nancy Pelosi como presidenta de la Cámara de Representantes, sentenció la rendición de cuentas presidencial. Un cambio profundo que puso al presidente y el trumpismo ante sus propios límites.
En solo 11 minutos, Stacey Abrams, la elegida por el Partido Demócrata para dar la réplica al discurso de Donald Trump, sintetizó lo que significa la verdadera lealtad al país:
"Aun cuando estoy muy decepcionado por los presidentes que se acercan a nuestros problemas, todavía no quiero que falle. Pero necesitamos que él diga la verdad". “Estados Unidos es más fuerte por la presencia de inmigrantes, no de muros”, sentenció de forma admirable.
Trump sigue siendo fiel al trumpismo. Pero después de dos años de episodios de extrema tensión en torno a una Casa Blanca enrarecida, llamó a la unidad y la cooperación, y apeló a la cooperación bipartidista entre Partido Republicano y Partido Demócrata.
No ceja en su empeño de un muro en la frontera con México. Vincula inmigración irregular a asesinatos. Y exige el fin de la investigación de la trama rusa que afecta a su círculo de poder más inmediato. Prácticamente una hora y media de discurso dejando al final la escena de un Washington hoy fracturado con dudas que se mantienen sobre lo que ha supuesto, y supone, la irrupción del trumpismo.
Solo en el momento en que apeló a la sensatez y la esperanza arrancó los aplausos de Nancy Pelosi, seguida por demócratas y republicanos. "Debemos rechazar la política de la venganza, la resistencia y la retribución y abrazar el potencial ilimitado de la cooperación, el compromiso, el bien común", proclamó el presidente.
Lo más representativo de la sesión se centró en comprobar el viento del cambio en la Cámara. Las mujeres demócratas, en números récord en la historia del Capitolio, vistieron de blanco en homenaje a las sufragistas estadounidenses.
Entre los invitados, detalles muy significativos:
- Melania Trump invitó a un niño que ha sufrido acoso escolar (bullying) por apellidarse Trump.
- Alexandria Ocasio-Cortez con la activista Ana María Archila. Protagonizó el choque con el senador Jeff Flake en un ascensor en los días de forcejeo por el nombramiento del conservador Brett Kavanaugh como nuevo juez del Tribunal Supremo.
- Marco Rubio, el senador de Florida, incorporó a Carlos Vecchio, designado representante en Washington por el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó.
- La precandidata presidencial Kirsten Gillibrand junto a Blake Dremann, soldado transgénero condecorado.
Todo sigue igual y todo cambió.
El Partido Republicano mantiene el control del Senado. El Partido Demócrata, desde las elecciones legislativas de noviembre, logró la mayoría en la Cámara Baja. La imagen, mazo en mano, de Nancy Pelosi como presidenta de la Cámara de Representantes, sentenció la rendición de cuentas presidencial. Un cambio profundo que puso al presidente y el trumpismo ante sus propios límites.
En solo 11 minutos, Stacey Abrams, la elegida por el Partido Demócrata para dar la réplica al discurso de Donald Trump, sintetizó lo que significa la verdadera lealtad al país:
"Aun cuando estoy muy decepcionado por los presidentes que se acercan a nuestros problemas, todavía no quiero que falle. Pero necesitamos que él diga la verdad". “Estados Unidos es más fuerte por la presencia de inmigrantes, no de muros”, sentenció de forma admirable.
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