Carlos derrotó a Fabricio en la batalla de los Alvarado en Costa Rica

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Es la tercera vez en la historia que Costa Rica, uno de los países con más sólida tradición democrática en América Latina, que se necesita ir a una segunda vuelta para elegir a su presidente.



Un amplio triunfo en el centro del país y en la provincia de Guanacaste fue clave para apuntalar la victoria de Carlos Alvarado. El Partido Acción Ciudadana (PAC) logró imponerse en cinco de las siete provincias. Ganó en San José (62,36%), Cartago (74,66%), Alajuela (59,9%), Heredia (67,23%) y Guanacaste (58,78%). En total, en estas localidades obtuvo 1.148.364, del 1.275.761 de votos que recibió el PAC en todo el país.



Una gran atención en la cuenca del Caribe, especialmente en República Dominicana y Puerto Rico, a las elecciones presidenciales en Costa Rica donde sufrió una derrota inesperada el partido de corte evangélico conservador,  Restauración Nacional (RN) frente a Acción Ciudadana (PAC), de centroizquierda.

En la batalla de los AlvaradoCosta Rica apostó por la continuidad oficialista, pese a decepciones, polémicas y casos de corrupción,  evitando entregar el poder al líder evangélico. El oficialista Carlos Alvarado se impuso con claridad al predicador Fabricio Alvarado. La participación se elevó al 67%.

Quedaron fuera los partidos históricos de Costa Rica y emergió con fuerza un movimiento evangélico, de valores cristianos, que ganó en la primera vuelta y llevó incertidumbre a la segunda. El nuevo presidente no podrá ignorarlo en la nueva escena política. En el nuevo Congreso (Asamblea Legislativa), Renovación Nacioanal tendrá 14 de las 57 escaños (curules).

En Costa Rica el poder de los partidos tradicionales quedó al costado con fin de bipartidismo y las etapas históricas que recorrió el país. También fue evidente el deseo de un gobierno para todos sin giro radical a derecha e izquierda. Y mucho menos que un fundamentalismo religioso se imponga como fuerza mayoritaria. No es el espíritu de Costa Rica, ni tampoco del resto de países de Centroamérica, desembocar en un giro radical de extrema izquierda o de extrema derecha.
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