El calor aún no derrite las máquinas, pero sí tiene un impacto significativo en su funcionamiento. Esto es especialmente cierto en los centros de datos, donde las altas temperaturas se suman a los problemas.
Cuando el termómetro supera los 40 grados Celsius, los equipos encargados de gestionar el funcionamiento de Internet corren el riesgo de sobrecalentarse, lo que reduce drásticamente su eficiencia y amenaza con su colapso.
Así lo indica la compañía Fibratel, una empresa de tecnología que vincula las condiciones climáticas actuales con el aumento del consumo de energía y el riesgo de incendios en los centros de datos donde fluyen todos los datos en línea.
Según explican los expertos, "el calor es uno de los principales enemigos de los centros de datos, ya que necesitan mantener una temperatura entre 17 y 21 grados para garantizar un rendimiento óptimo. De hecho, si la temperatura supera los 25 grados, debe abordarse de inmediato para evitar que afecte a la instalación".
Todo esto justifica la tendencia de las grandes empresas tecnológicas de ubicar sus principales centros de datos en áreas de bajas temperaturas, como sucede en los países nórdicos.
Meta, por ejemplo, tiene una de sus mayores instalaciones en Lulea, una ciudad noruega ubicada en el Círculo Polar Ártico, donde las bajas temperaturas reducen significativamente los costos de refrigeración.
Google también ha estado trabajando en esa dirección durante años, no solo con centros de datos flotantes que utilizan el poder de las olas del mar para enfriar los equipos en constante actividad, sino también ubicando centros de datos sobre el hielo de Groenlandia, aprovechando los recursos naturales de manera eficiente. Siemens Gamesa suministra los aerogeneradores del parque Stravo en Suecia para uno de los centros de datos de Google en ese país.
Microsoft va aún más lejos al considerar que el enfriamiento por aire no es suficiente, utilizando agua fría para evitar el sobrecalentamiento constante de los microchips.
El gigante de Redmond presume de su Proyecto Natick, donde exploran el potencial de centros de datos submarinos que se implementan rápidamente y pueden operar durante años en el lecho marino, sellados en tubos submarinos sin necesidad de mantenimiento por parte de las personas, según se explica en su sitio web corporativo de innovación.
Además de las piscinas británicas que se utilizan para enfriar los servidores en ese país, Finlandia convirtió una antigua catedral ortodoxa de Upenski en espacios para centros de datos, aprovechando su baja temperatura para mantener fríos los equipos y utilizando el calor que generan los servidores como sistema de calefacción para medio millar de hogares en la zona.
Por su parte, la unidad de data center de Fibratel (Fdata) ha identificado una lista de posibles peligros para los centros de datos cuando el calor aprieta, como está sucediendo este julio en la mayor parte de la península.
Entre las conclusiones más alarmantes destaca que "el principal riesgo que representa el calor en las instalaciones del Centro de Procesamiento de Datos (CPD) es el sobrecalentamiento de los equipos que lo componen".
Según Fibratel, si esto ocurre, los centros de datos "se verán afectados tanto física como digitalmente, ya que fallarán, lo que impedirá su funcionamiento por completo o provocará una disminución en el rendimiento y períodos de inactividad.
Todo esto, en última instancia, se traduce en pérdidas económicas y de datos, así como en una disminución de la credibilidad en las garantías ofrecidas por la empresa propietaria de la instalación", advierten desde Fibratel.
RIESGO DE COLAPSO
El calor no da tregua ni a los centros de datos españoles

El calor es uno de los principales enemigos de los centros de datos. (Foto: Envato)
Cuando el mercurio del termómetro rebasa los 40%, los equipos que gestionan el funcionamiento de Internet corren el riesgo de sobrecalentarse, lo que reduce sustancialmente su eficacia hasta amenazar con el colapso.
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