Bronca de los empresarios alemanes a Roger Torrent por sus mentiras
Un episodio muy significativo en el escogido Círculo Ecuestre de Barcelona con bronca de empresarios extranjeros e inversionistas a Roger Torrent, presidente del Parlamento de Cataluña, por sus mentiras.
En uno de los clubs privados más antiguos de Europa, una de las instituciones de referencia de la vida de Barcelona, estallido de empresarios alemanes, suizos y austríacos, e inversionistas, ante las mentiras del presidente del Parlamento de Cataluña, Roger Torrent.
Hay hartazgo por la confusión. Lo primero es la ley, la Constitución, el respeto, los valores cívicos y el entendimiento. Nadie demoniza a los políticos independentistas de Cataluña que militan en la derecha nacionalista (PDeCAT y JxCat), la izquierda republicana y populista (ERC), y la izquierda anticapitalista (la CUP). Ni nadie les persigue por sus ideas. Pueden defenderlas, evidentemente, dentro de la legalidad, que es el pilar de la democracia.
Los empresarios alemanes lo tienen muy claro. Obviamente están planteados temas de enjundia como la reforma de la Constitución, la financiación de las comunidades autónomas y los encajes en el espacio político de España. Es precisamente el Rey Felipe VI quien lo ha subrayado.
Pero a la vez, por parte de los empresarios alemanes, hay un sentimiento de hartazgo ante las mentiras del procés. Afirmar que es necesario un pacto al margen de la ley, y exigir el apartar a jueces y denigrar tanto el Poder Judicial como el Poder Legislativo, es un atropello. Y un daño a la reputación de Barcelona, Cataluña y sus instituciones.
No se puede afirmar que hay presos políticos. Porque solo existen políticos presos. Es un insulto al decoro intelectual y cívico el lazo amarillo. Y resulta penoso que el propio presidente del Parlamento de Cataluña actue por afanes ideológicos y partidistas, los de su propia partido, Esquerra Republicana (ERC), en lugar de trabajar por la concordia, el entendimiento y los intereses generales de Cataluña.
En el Círculo Ecuestre, recientemente, Albert Rivera destacó la importancia del triunfo de Inés Arrimadas y la llamada a un pacto trasnversal entre fuerzas políticas que defienden posturas digerentes. La llamada un GroKo de Alemania a la catalana, el deseo de entendimiento propugnado por Tabarnia, el movimiento más inteligente de parodia al independentismo, se extiende por Cataluña. El último sondeo del CEO, el equivalente al CIS en Cataluña, mostró el giro de apoyo mayoritario a la autonomía de Cataluña y sus instituciones históricas y el rechazo a la secesión de España, la ruptura con la Unión Europea y la salida de la Zona euro y el euro.
Todas estas cuestiones estuvieron en la lluvia de críticas de miembros del Círculo de Directivos de Habla Alemana, un lobby empresarial, en la comida debate celebrada en el Círculo Ecuestre de Barcelona. Severas críticas a Roger Torrent por llevar en la solapa el lazo amarillo que simboliza el rechazo a la prisión preventiva de exconsejeros y los exlíderes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. Y rechazo de plano a las mentiras del procés y el ataque continuo de los partidos independentistas a la economía, la convivencia en Cataluña, y el respeto y cumplimiento de la ley.
En uno de los clubs privados más antiguos de Europa, una de las instituciones de referencia de la vida de Barcelona, estallido de empresarios alemanes, suizos y austríacos, e inversionistas, ante las mentiras del presidente del Parlamento de Cataluña, Roger Torrent.
Hay hartazgo por la confusión. Lo primero es la ley, la Constitución, el respeto, los valores cívicos y el entendimiento. Nadie demoniza a los políticos independentistas de Cataluña que militan en la derecha nacionalista (PDeCAT y JxCat), la izquierda republicana y populista (ERC), y la izquierda anticapitalista (la CUP). Ni nadie les persigue por sus ideas. Pueden defenderlas, evidentemente, dentro de la legalidad, que es el pilar de la democracia.
Los empresarios alemanes lo tienen muy claro. Obviamente están planteados temas de enjundia como la reforma de la Constitución, la financiación de las comunidades autónomas y los encajes en el espacio político de España. Es precisamente el Rey Felipe VI quien lo ha subrayado.
Pero a la vez, por parte de los empresarios alemanes, hay un sentimiento de hartazgo ante las mentiras del procés. Afirmar que es necesario un pacto al margen de la ley, y exigir el apartar a jueces y denigrar tanto el Poder Judicial como el Poder Legislativo, es un atropello. Y un daño a la reputación de Barcelona, Cataluña y sus instituciones.
No se puede afirmar que hay presos políticos. Porque solo existen políticos presos. Es un insulto al decoro intelectual y cívico el lazo amarillo. Y resulta penoso que el propio presidente del Parlamento de Cataluña actue por afanes ideológicos y partidistas, los de su propia partido, Esquerra Republicana (ERC), en lugar de trabajar por la concordia, el entendimiento y los intereses generales de Cataluña.
En el Círculo Ecuestre, recientemente, Albert Rivera destacó la importancia del triunfo de Inés Arrimadas y la llamada a un pacto trasnversal entre fuerzas políticas que defienden posturas digerentes. La llamada un GroKo de Alemania a la catalana, el deseo de entendimiento propugnado por Tabarnia, el movimiento más inteligente de parodia al independentismo, se extiende por Cataluña. El último sondeo del CEO, el equivalente al CIS en Cataluña, mostró el giro de apoyo mayoritario a la autonomía de Cataluña y sus instituciones históricas y el rechazo a la secesión de España, la ruptura con la Unión Europea y la salida de la Zona euro y el euro.
Todas estas cuestiones estuvieron en la lluvia de críticas de miembros del Círculo de Directivos de Habla Alemana, un lobby empresarial, en la comida debate celebrada en el Círculo Ecuestre de Barcelona. Severas críticas a Roger Torrent por llevar en la solapa el lazo amarillo que simboliza el rechazo a la prisión preventiva de exconsejeros y los exlíderes de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural. Y rechazo de plano a las mentiras del procés y el ataque continuo de los partidos independentistas a la economía, la convivencia en Cataluña, y el respeto y cumplimiento de la ley.
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