Reunión del Colegio de Comisarios de la Unión Europea. (Foto: @vonderleyen)

Boris Johnson y Ursula von der Leyen, ante el riesgo de un divorcio duro

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Ambiente de cierto pesimismo y seriedad en Bruselas porque ha podido comenzar a escribirse el temido capítulo final del Brexit que apunta a un divorcio duro que puede castigar de forma muy especial a España.

Boris Johnson y Ursula von der Leyen se han dado de plazo definitivo hasta el domingo para decidir si hay acuerdo comercial tras el Brexit. Pero el primer ministro británico y la presidenta de la Comisión han constatado y confirmado que existe un bloqueo por "diferencias significativas".
 
Las negociaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea para lograr un acuerdo comercial para la futura relación tras el Brexit siguen bloqueadas, incluso después de la cena del miércoles entre el primer ministro británico y la presidenta de la Comisión Europea en Bruselas. Atención a que ya no se discute el Brexit sino el futuro que se abre y que deberia pasar por un clima de cordialidad para sellar un acuerdo comercial. Ese ambiente no existe. El clima político es géldo.

A lo largo de tres horas, Boris Johnson y Ursula Von der Leyen han mantenido una "discusión franca" sobre los principales escollos que impiden un acuerdo, según ha señalado Downing Street en un comunicado. Por ambas partes se ha abieto un tiempo de reflexión hasta el domingo para tomar una decisión sobre la posibilidad de lograr un pacto o no.

Por el momento el viaje decisivo de Johnson a la Comisión Europea no ha servido sino para constatar que, a tres semanas de que el Reino Unido se desvincule completamente de la Unión Europea, todavía hay "grandes diferencias significativas". 

"Entendemos la posición de cada uno. Siguen estando alejadas. Hemos acordado que los equipos deben reunirse de forma inmediata para intentar resolver estos asuntos esenciales", ha señalado en un hilo Von Der Leyen en Twitter

Los tres puntos sobre los que no hay consenso son la competencia, la gobernanza y la pesca, las mismas cuestiones que impiden desde hace meses avances y que los equipos negociadores tratarán de resolver en las próximas 72 horas.

Y aunque la reunión política no cierra definitivamente la puerta a un acuerdo, la falta de progreso y el tono de los dos comunicados, emitidos de forma separada, no proyectan optimismo.

 "Sigue habiendo diferencias muy grandes entre ambas partes y no está claro que se puedan resolver", señaló Downing Street, subrayando que Johnson "no quiere dejar ninguna ruta sin explorar hacia un posible acuerdo".

Horas antes, Johnson había insistido ante el Parlamento británico en que un "buen acuerdo" sigue siendo posible, pero ha advertido a la Unión Europea que sus exigencias pueden llegar a impedirlo. 

"Nuestros amigos en la Unión Europea insisten en que si ellos aprueban una nueva ley en el futuro con la que nosotros no queremos cumplir o con la que no estemos de acuerdo, ellos tendrán el derecho automático a castigarnos y tomar represalias. No creo que esos sean términos que ningún primer ministro de este país debiera aceptar", señaló en la Cámara de los Comunes.

Además, de forma arrogante, declaró que, pase lo que pase, el país será más próspero el 1 de enero "no a pesar del Brexit, sino gracias a él" porque será "una nación independiente".

El riesgo de un divorcio duro el 31 de diciembre, con el correspondiente caos económico que implicaría en un mundo que trata de recuperarse del impacto de la COVID-19,  sigue siendo posible. 

El paso de Londres al retirar las cláusulas sobre Irlanda del Norte podría allanar el camino a un acuerdo, pero la gobernanza del acuerdo, la pesca y la igualdad de condiciones para las empresas siguen siendo los obstáculos.

Muy especialmentel a canciller alemana, Angela Merkel, ha insistido en que todavía hay opciones, pero siempre y cuando el posible pacto respete el mercado único. "Si hay condiciones del lado británico que no podamos aceptar, estamos preparados para una salida sin acuerdo", afirmó en el Bundestag.
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